domingo, 21 de agosto de 2011

EL PAPA

He leído dos textos de Inocencio Arias y de Jose Antonio Marina sobre el Papa uno y el cristianismo el otro, ambos en El Mundo, que recomiendo vivamente. Ambos son claros y valientes tanto en lo que dicen como en lo que no dicen de forma abierta.
Si nos damos cuenta de la multitud de jóvenes que ha convocado el Papa en Madrid, jóvenes que se han costeado el viaje, que no han sido obligados a viajar, y que se muestran felices de estar aquí, podemos imaginar la rabia de los "pajinianos" que piensan que la juventud debe ser como la de los grandes hermanos o los náufragos de la isla, o de aquellos que se exhiben buscando pareja, a cambio de un caché futuro, en programas de televisión. Ya dijo un portavoz de la productora de gran hermano que se trataba de incluir en el grupo a representantes de la juventud real, lo juro, es cierto que lo dijo, para que la convivencia fuera como en la realidad.
Después de esta congregación de jóvenes creo que hay espacio para la esperanza, tanto por lo que dice Marina que es Dios y lo que supone ser cristiano, como por lo que señala acertadamente Chencho Arias respecto
a lo que molesta de la visita del Papa, que recordemos es Jefe de Estado y así ha sido recibido, que es simplemente ser el jefe de la Iglesia Católica, ambas cuestiones repito permiten mantener la esperanza de que en el futuro habrá gente que piense en los demás de forma altruista y digna, sin pedir nada a cambio, tan solo por el mero hecho de ser cristianos.
A pesar de todo esto no dejo de preguntarme por que no abuchean al Dalai Lama, premio nobel de la paz, gran amigo del Papa, a los representantes de la religión musulmana, o simplemente a cualquiera que no sea cristiano, la razón de ello no deja de inquietarme y llego a pensar que se trata simplemente de odio a la creencia, persecución del religioso cristiano por el mero hecho de serlo, justamente lo contrario de lo que garantiza la constitución española. ¿No os parece raro y a la vez curioso?

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viernes, 5 de agosto de 2011

INDIGNADOS

Indigna ver como algunos políticos y medios de comunicación rien las gracias al grupo de presuntos indignados que ahora pretenden campar por sus respetos en Madrid y otras ciudades; quieren acampar donde les de la gana sin importar mas.
A quienes representan estos sujetos sigue siendo una incógnita, ya que nada les une en lo ideológico, económico o social, no tienen criterio, y si no que se lo digan al propietario, divorciado, parado y recogido en casa de un amigo que trataba de desahuciar a su inquilina, tras varios meses de impago, y cuyo desahucio fue impedido al grito de abajo la banca, maldita la gracia no?
Como ya dijo un tertuliano en un debate de Cuatro, no se ha visto pancarta alguna en demanda de trabajo u ofreciendose para trabajar, tan solo absurdeces como "descargas gratis ya", "no al ejército", "drogas legales", etc..., es decir soluciones para la situación.
El ejercicio de expresar la indignación debe encauzarse por las vías legitimas no por las que sirven a las injusticias, y para ello hubo una oportunidad en mayo que a la vista está, o no fue aprovechada por que estaban ocupados pensando o por que realmente su peso social no es lo que parece.
Muchos, muchisimos de nosotros, estamos indignados, hemos estudiado y trabajado duro para tener una profesión o trabajo digno, desde el que ejercer legitimamente nuestros derechos, eso si, sin cerrar tiendas, obstaculizar calles, acampar en plazas, etc...; la igualdad de oportunidades que se nos dió a partir de la democracia había que aprovecharla, y siendo cierto que muchos de los "indignados oficiales" han perdido sus trabajos o formados no lo encuentran, no es menos cierto que gran parte de quienes hoy protestan se autoexcluyeron del sistema perdiendo oportunidades que hoy, curiosamente, reclaman; además de ellos, no lo olvidemos, muchos mas están igual o peor y luchan desde la normalidad contra ello, con resultado dispar. ¿Que culpa tiene el comerciante de Sol, el taxista o el empleado de sus problemas?, tengan por cierto que al banquero al que odian, que tampoco hay tantos, al político, al que luego van y votan, no se ven afectados por sus actividades, ellos no viajan en metro, en taxi o autobús.
En fin creo que hace falta reflexión, cierta dosis de indignación como dijo el profesor Marina hace pocos días, y sobre todo cordura y consideración hacia los demás.
Un abrazo a todos y suerte.


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martes, 2 de agosto de 2011

IMPARCIALIDAD

Ayer leí en el Hoy un artículo sobre la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal cuyo eje era la fatalidad de que el Fiscal instruyera la causa por su dependencia y jerarquización, escrito por un letrado y profesor de la Universidad de Extremadura.
Hoy leo en El Mundo un artículo del Fiscal General del Estado sobre el mismo tema pero con resultado totalmente opuesto; a quien deberíamos creer?.
Digamos lo que digamos siempre nos van a tachar de parciales fundamentalmente basándose en nuestra vinculación profesional, así yo podría decir que el letrado arrima el ascua a su sardina al atacar al acusador público, del que se dicen cosas como la de existencia de competiciones internas a ver quien acusa mas, y de igual manera el Fiscal General defiende su posición como presunto presionador.
Si embargo nada se dice de atribuciones otorgadas al Fiscal que todos defienden y alaban como la de tutelador de la actividad de protección de menores o discapacitados, instructor en reforma de menores, intervención en familia, etc...
No debemos olvidar que el Ministerio Fiscal se organiza en torno a la Ley 50/1981, norma en la que entre otras materias se prevé la existencia de controles y correctores como ningún otro sistema judicial tiene, las Juntas de Fiscalia, organismo de debate interno absolutamente democrático que abarca tanto cuestiones organizativas como jurídicas y que sirve no pocas veces como contrapunto a esas posibles presiones de las que habla el letrado en su artículo; es cierto que el Fiscal General podría dirigirse en persona a un Fiscal en concreto pero siempre dentro de la norma y con el control del art. 27 del Estatuto Orgánico.
En suma que este tipo de presiones en un sistema plagado de controles internos, mas los diseñados por la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, garantizan la correcta aplicación de las normas por el Fiscal, que al fin y a la postre es un servidor público al que la constitución consagra en el art. 124 como órgano de control de los tribunales, ahí es nada, defensor de los derechos de los ciudadanos, promotor de la acción de la justicia y defensor del interés público tutelado por la ley.
Si esto no basta para tener un poco de confianza no se que mas se puede pedir.
Un abrazo a todos.


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