martes, 6 de septiembre de 2016

EL COMISARIO BORDELLI

Al fin he terminado la serie de libros que adquirí sobre el comisario Bordelli, una creación de Marco Vichi, El comisario Bordelli (Il Commissario Bordelli, 2002), Un asunto sucio (Una brutta faccenda, 2003), El recién llegado (Il nuovo venuto, 2004), Muerte en Florencia (Morte a Firenze, 2009), La fuerza del destino (La forza del destino, 2011) y Fantasmas del pasado (Fantasmi del passato), 2014.
El comisario Bordelli trabaja en Florencia en los años sesenta, década de cambio tras la recuperación de la Segunda Guerra Mundial e inicio del desarrollo actual. Bordelli es el típico comisario de novela policiaca italiana, solitario en lo familiar pero con un grupo escogido de amigos en lo social, amante de la buena mesa, de lo cual dan fe la multitud de comidas y recetas que se referencian en sus andanzas detectivescas, acompañado siempre de un fiel colaborador y enfrentado permanentemente al poder político de sus superiores.
Bordelli es florentino, en la cincuentena, soltero y sin familiares directos con quién relacionarse, solo el recuerdo de su madre, cada vez más presente, le acompaña a veces. Hizo la guerra con los partisanos antifascistas del Batallón San Marco y después de la guerra entró en la Policía del Estado. Durante su vida Bordelli ha hecho un puñado de amigos dispares que aun cuando hacen su vida paralela a la del policía mantiene con este una especial relación en lo personal, Bottarelli (Botta) ladronzuelo “internacional” que ha resultado ser un cocinero fantástico tras su paso por las cárceles de media Europa, Rosa, prostituta ahorradora que a la madurez decide sentar la cabeza, no siempre, y se compra un piso donde habitualmente se refugia Bordelli en los momentos de angustia o desazón, Dante, científico loco, no se sabe si aficionado o profesional, que se pasa la vida, día y noche en el sótano enorme de su palacio, elaborando complejos inventos de dudosa eficacia y cuya “grappa” casera es compartida habitualmente con Bordelli, Piras, policía sardo hijo de un antiguo compañero de armas que ahora es su mano derecha en las investigaciones policiales, Diotivede, médico forense muy particular de carácter extraño pero entrañable que le acompaña en cada caso y así, hasta un largo etcétera de sujetos que van apareciendo en cada novela, con los que traba amistad casi sin pretenderlo y que de vez en cuando reaparecen para aportar una pincelada colorista a las historias. Odia las redadas y es en ellas donde encuentra a viejos conocidos de la guerra a los que facilita una salida honrosa, evita que jóvenes en sus primeros errores acaben en prisión simplemente porque conoce a sus familias y cree que no se merecen esos malos tragos, mitiga los daños causados por criminales aun a pesar de ir en contra de las normas más elementales del proceso y de las ordenes de sus superiores, etc…, así desarrolla su vida Bordelli.   
Lo de menos en las novelas de Bordelli es la causa criminal, es el eje de desarrollo de una historia, cierto, pero alrededor de ellas se desenvuelve la historia de los años sesenta en Florencia, que tienen su culminación en las inundaciones trágicas de 1966. En cada una de las novelas Bordelli capta la atención con historias de su pasado en la Segunda Guerra Mundial, historias del momento, entre mujeres casi siempre, y alusiones imaginativas al futuro sobre todo en relaciona la juventud desconectada de las penurias de la posguerra y empeñada en contestar al presente que consideran rancio y asfixiante.
Bordelli es un policía enamoradizo, angustiado por un futuro solitario, quizás por eso cada vez ve más a su madre aparecerse en su vida; cada vez que encuentra a la mujer de su vida, algo trunca el futuro de esa relación, siempre le provoca un derrumbe emocional que procura aliviar Rosa con sus masajes y sus juveniles salidas al cine o a cenar; sin embargo la última de las relaciones profundas provoca en él un cambio radical, abandona temporalmente la policía y elimina a los tres causantes de su dolor, asesina (ajusticia) a los tres asesinos y violadores de un niño, crimen que quedó impune ante la justicia, que agredieron a su chica, Eleonora, y que provocaron que esta se alejase de él, para evitar que siguiera investigando, amenazando a sus amigos más cercanos. Bordelli encuentra la inspiración de sus andanzas criminales en los crímenes investigados; solo Piras llega a sospechar claramente de sus actividades, a las que personalmente se une y así se lo manifiesta, aun cuando sabe que Bordelli nunca lo consentiría.
Bordelli tiene una forma de resolver las investigaciones, reflexiva, tranquila, alejada de histriones y persecuciones, concentrada en el interrogatorio y la observación del entorno personal y material de la víctima, descartando hipótesis hasta llegar a la más propicia y es en este punto donde, saltándose las más de las veces las reglas, obtiene resultados satisfactorios que hacen que el Questor (similar al antiguo gobernador civil), siempre olvide las rencillas y odios que le provoca Bordelli con su actuar.    
Las rutas de Bordelli por Florencia se pueden seguir en un mapa con facilidad y permiten integrarse con su mundo de manera que al final me parece estar paseando con él por una Florencia viva y animada.              

miércoles, 10 de agosto de 2016

SCHIAVONE

Antes de escribir algo sobre Marco Vichi y el comisario Bordelli, me veo en la obligación de hablar del vicecuestor ("vicequestore, non sono più un comissario") Rocco SCHIAVONE, una creación de Antonio Manzini y que cumple ya la quinta novela larga de la serie de este especial detective.
Rocco es un policía especial, malhumorado, coñon (diríamos aquí), de procedencia humilde e incluso problemática a la vista de sus amistades, todos ellos delincuentes comunes del Trastévere (Roma) y con los que a veces se reúne para participar incluso en alguna de sus actividades, origen de sus ingentes ingresos, al menos para la condición de policía que ostenta.
Tiene un especial concepto de la justicia y más de una vez se salta las reglas, pienso que más por curiosidad personal que por necesidad de la investigación.
En las cuatro primeras novelas de la serie nos encontramos con un personaje al que el pasado le pasa factura, recién trasladado de Roma a Aosta, lugar este que le disgusta en extremo y al que llega en invierno con sus pantalones de pana marrón, su loden azul y sus sempiternos zapatos Clarks (a mí también me gustan), que destroza casi por capítulos, entre caminatas por la nieve. Como siempre la comida es un punto a tener en cuenta, así como las relaciones personales tanto con sus superiores como con sus subordinados , pero lo que más llama la atención es la costumbre de cada mañana de fumarse un porro, antes de comenzar la jornada, en su despacho, porros que tiene previamente preparados en su pitillera dentro de un cajón de su escritorio, y cuya materia prima le es suministrada por uno de sus amigos de toda la vida de Roma.
Las cuatro primeras novelas sirven para "crear" al personaje de forma que la intriga de cada caso se suma a la general por el pasado de Rocco, por conocer algo más que nos de una imagen más real, más ajustada de este personaje que no duda en robar droga a traficantes para que sus colegas de infancia hagan negocio y llevarse un tanto, que llega incluso a complicar a uno de sus subordinados en este tipo de actividades, con el beneplácito del afectado todo sea dicho, que no duda en humillar a dos de sus subordinados delante de todos, aunque ellos parecen no enterarse de casi nada, en fin una buena pieza. 
La realidad es que Manzini logra enganchar a pesar de los primeros titubeos en Pista Negra, la primera  de las novelas, y necesitas leer las otras tres inmediatamente, la quinta, la ultima que he leído es una recapitulación de los hechos acaecidos en Roma antes de el traslado a Aosta de Rocco y explica en parte algo de su personalidad y algo de los hechos que han tenido lugar en Aosta, permitiéndonos comprender en gran medida por qué Rocco es así.
A veces, por influencia del cine, veo a Rocco como un De Sica joven, alto, fuerte y decidido en su caminar, siempre cerca de mujeres espléndidas pero sin llegar a dar el más mínimo paso adelante, son ellas las que tras darlo, se indignan con él por haberlas provocado con su actitud.
Así es y así vive Rocco, de momento, ya que es posible una nueva us aventuras por la region de Aosta.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Scerbanenco

Hoy he terminado de leer la cuarta novela de Giorgio Scerbanenco de la serie que tiene como protagonista a Duca Lamberti, médico/policía italiano en el Milan de los 60. Venus privada, Los milaneses matan en sábado, Traidores a todos y Los chicos de la masacre son las cuatro que he leído. A veces una inspiración nos hace acercarnos a algún autor y en este caso la afición a la novela negra/policiaca y a italiano han jugado sus cartas. De vez en cuando busco entre las páginas de la web datos sobre autores italianos de novela negra o policiaca y entre los muchos nombres que aparecen el del Scerbanenco sobresale como uno de los autores mencionados en clase de italiano. Decisión tomada, compro los cuatro libros y a leer. 
Me gusta, Scerbanenco me gusta, al menos en lo que al personaje de Lamberti se refiere. Se trata de un tipo peculiar que inicia su andadura como asesor/investigador, tras salir de la cárcel de cumplir condena por homicidio, facilitó la eutanasia de una paciente anciana con un cáncer incurable, ayudado por un amigo de la familia, el inspector Carrua. Es curiosa la evolución de Duca en los cuatro relatos, comienza siendo un simple rehabilitador medio psicólogo medio medico y poco a poco descubre la necesidad de llegar al fondo de las cosas, aún cuando esto ya no importe a nadie, ni a la Policia ni a los jueces. 
Scerbanenco retrata una Milan activa, donde se cruzan los años de la posguerra con la modernidad de los 60. Se trata de una sociedad donde los cambios se suceden deprisa y donde los criminales organizados empiezan a despuntar. A veces Duca se sustrae a las reglas y aplica la ley de la calle para llegar al fondo de los problemas, pero poco a poco, retorciendo incluso la norma se va acercando más a la figura del detective sui generis que acaba siendo. Como en otras novelas de la época el delincuente comienza a perder el respeto a la Policia y a la autoridad judicial, y al mismo tiempo esta autoridad denota una cierta politización. En cualquier caso se aprecia la gran oportunidad de la sociedad italiana de la época para salir del rebufo de la guerra y del fascismo de Mussolini, dejando a tras viejas rencillas, mientras la droga se introduce en el sistema criminal inundándolo todo, facilitando los crímenes más horrendos.
Merece la pena su lectura. Scerbanenco es un escritor ágil, despierto y muy claro, describe no sólo los paisajes y las formas sino a las personas a las que acabas viendo en tu imaginación, claras como la luz del día, hasta el punto de llegar a suponer los pasos que darán los protagonistas en cada caso. Es curioso que tras haber leído las novelas de Darío Crapanzano del comisario Arrigoni, ambientadas en el Milan de los 50 (de ellas hablaré en otro momento), donde el nexo común es la vida extraconyugal de las mujeres milanesas de la postguerra, con o sin prostitucion por medio, con Scerbanenco la deriva hacia las drogas y crimen organizado es evidente.
El siguiente objetivo es Marco Vichi y el comisario Bordelli, Florencia años 60, ya os contaré.
Saludos