miércoles, 23 de marzo de 2016

Scerbanenco

Hoy he terminado de leer la cuarta novela de Giorgio Scerbanenco de la serie que tiene como protagonista a Duca Lamberti, médico/policía italiano en el Milan de los 60. Venus privada, Los milaneses matan en sábado, Traidores a todos y Los chicos de la masacre son las cuatro que he leído. A veces una inspiración nos hace acercarnos a algún autor y en este caso la afición a la novela negra/policiaca y a italiano han jugado sus cartas. De vez en cuando busco entre las páginas de la web datos sobre autores italianos de novela negra o policiaca y entre los muchos nombres que aparecen el del Scerbanenco sobresale como uno de los autores mencionados en clase de italiano. Decisión tomada, compro los cuatro libros y a leer. 
Me gusta, Scerbanenco me gusta, al menos en lo que al personaje de Lamberti se refiere. Se trata de un tipo peculiar que inicia su andadura como asesor/investigador, tras salir de la cárcel de cumplir condena por homicidio, facilitó la eutanasia de una paciente anciana con un cáncer incurable, ayudado por un amigo de la familia, el inspector Carrua. Es curiosa la evolución de Duca en los cuatro relatos, comienza siendo un simple rehabilitador medio psicólogo medio medico y poco a poco descubre la necesidad de llegar al fondo de las cosas, aún cuando esto ya no importe a nadie, ni a la Policia ni a los jueces. 
Scerbanenco retrata una Milan activa, donde se cruzan los años de la posguerra con la modernidad de los 60. Se trata de una sociedad donde los cambios se suceden deprisa y donde los criminales organizados empiezan a despuntar. A veces Duca se sustrae a las reglas y aplica la ley de la calle para llegar al fondo de los problemas, pero poco a poco, retorciendo incluso la norma se va acercando más a la figura del detective sui generis que acaba siendo. Como en otras novelas de la época el delincuente comienza a perder el respeto a la Policia y a la autoridad judicial, y al mismo tiempo esta autoridad denota una cierta politización. En cualquier caso se aprecia la gran oportunidad de la sociedad italiana de la época para salir del rebufo de la guerra y del fascismo de Mussolini, dejando a tras viejas rencillas, mientras la droga se introduce en el sistema criminal inundándolo todo, facilitando los crímenes más horrendos.
Merece la pena su lectura. Scerbanenco es un escritor ágil, despierto y muy claro, describe no sólo los paisajes y las formas sino a las personas a las que acabas viendo en tu imaginación, claras como la luz del día, hasta el punto de llegar a suponer los pasos que darán los protagonistas en cada caso. Es curioso que tras haber leído las novelas de Darío Crapanzano del comisario Arrigoni, ambientadas en el Milan de los 50 (de ellas hablaré en otro momento), donde el nexo común es la vida extraconyugal de las mujeres milanesas de la postguerra, con o sin prostitucion por medio, con Scerbanenco la deriva hacia las drogas y crimen organizado es evidente.
El siguiente objetivo es Marco Vichi y el comisario Bordelli, Florencia años 60, ya os contaré.
Saludos