lunes, 2 de enero de 2017

HERMANOS

Los que estudiamos secundaria (BUP) en los ochenta aprendimos en historia que las religiones, todas, en sus extremos y a su amparo han sido causa de masacres inmensas, cada una a la escala de su tiempo. Se hicieron barbaridades en Egipto, Israel, Palestina, Roma, America, etc..., en “defensa” de una religión determinada. Acudir ahora a descubrir este fenómeno es absurdo y sobre todo demuestra cierta incultura o falta de información como poco. Solo así se entienden comentarios de extrañeza ante la expresión cruzados que usan los islamistas más radicales. Ellos hacen referencia a las cruzadas y como casi todos los que tratan de justificar sus barbaridades olvidan aquellos otros hechos que, no darán ni quitaran responsabilidades, pero que forman parte indudablemente de la historia de la humanidad, las invasiones musulmanas del norte de Africa y la península ibérica, la expulsión de los judíos y su proscripción prácticamente en todo el mundo de la época, las guerras contra el Turco, y antes las invasiones os pueblos de Asia, Roma, etc.... Si nos remontamos más atrás, Caín y Abel, dos hermanos.
Las tres grandes religiones monoteístas nacen en la misma zona, comparten gran parte de su historia y escritos, somos hermanos y a pesar de eso, o quizás por ello, nos hemos odiado históricamente, salvo periodos muy concretos de la historia.
El poder, el dinero y los odios personales, lo que llevó a Caín a matar a Abel, han provocado no pocas guerras y matanzas. Lo que ocurre en tierras de Siria, Palestina, Israel, Egipto, Iraq, no es más que un nuevo episodio de la historia de la humanidad protagonizado por quienes no han sabido evolucionar y se han quedado anclados en viejas rencillas para justificar su ambición actual, que tienen de tradición religiosa el dinero, el petróleo o el gas? Se trata de pura ambición y de crimínales ordinarios sin más que se aprovechan de los sentimientos religiosos de los más débiles para explotarlos y servirse de ellos como mártires absurdos de una causa que ni los reconoce ni los ampara, ninguna religión defiende matar a los semejantes, quien lo haga en su nombre viola sus más elementales principios de humanidad y solidaridad. Siempre en todos los casos quienes amparan estas conductas nunca se inmolan ellos mismos, se declaran insustituibles, indispensables, en nombre de un dios, el que sea, para obtener el poder.
Somos hermanos, huyamos de la cizaña y tratemos al criminal como lo que es, sin más. 

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