lunes, 19 de diciembre de 2011

NAVIDAD

Ya estamos en Navidad y, en nada y menos, en el año 2012, el año de la catástrofe de los Mayas y deberíamos plantearnos si la catástrofe, o fin de ciclo como dicen ahora los estudiosos para no comprometerse, no nos ha llegado ya. El punto de inflexión que ha significado Zapatero creo que ha sido claro, hemos pasado de las esperanzas huecas a la dura realidad, y si no al discurso de Rajoy me remito; vamos a pagar todos de una manera u otra los platos rotos durante cuatro años.
Uno de esos platos rotos es como anticipe ayer la Memoria Histórica, aunque insisto deberíamos hablar de Memoria Histórica Selectiva, que ha implicado a múltiples asociaciones y Ayuntamientos en la labor ingente de descubrir y rescatar restos de los desaparecidos y fusilados durante la guerra civil, solo de un bando, eso si, porque se parte de la base de que los vencidos necesitan ser resarcidos.
El coste económico de todo esto es enorme, ya lo conoceremos a partir de este año 2012, cuando se cuadren decreto a decreto las cuentas del año, pero ademas existe un coste humano importante, de desgaste personal y familiar, que crea no pocos problemas. Es cierto que el equilibrio de las llamadas dos Españas ha sido durante muchos años precario pero la herida se fue cerrando poco a poco gracias a los políticos de la transición y a los hijos de los que participaron en la guerra; hoy día existen familias antaño separadas por el rencor que se han visto unidas por relaciones entre nietos y bisnietos, y que incluso han "olvidado" su pasado en beneficio de un futuro en común y en paz.
Gracias a la Memoria Histórica salen y han salido a la luz historias pasadas ya hace mas de 70 años en las que el abuelo de uno mato al abuelo de su mejor amigo o de su pareja o de su esposa, y vuelven los fantasmas familiares a surgir. Este coste personal es para mi el peor, y se llega incluso a actuar en contra de familiares antaño elevados a los altares como mártires y hoy denostados por no ceder, me refiero a la familia Lorca, mediante la calificación de la figura de poeta asesinado como patrimonio de todos.
La memoria de los fallecidos de una u otra forma, y suponemos que la guerra civil fue fundamentalmente "incivil", debe ser respetada y sus cuerpos deben reposar en paz, pero dejemos las rencillas fuera de esto.
Recomiendo la lectura de dos libros, Tres Dias de Julio, de Luis Romero y Cuerpo a Tierra, de Ricardo Fernández de la Reguera, ademas de alguno mas como estos en los que sin pasión desbordada se aborda el drama humano de la guerra, al margen de tendencias y partidos.
En otro orden de cosas parece que ya esta semana tendremos gobierno, algo que nos faltaba desde ya varios meses, casi un año, a ver como nos va.
Un saludo.

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